viernes, 14 de octubre de 2011

Pornoganas

Hay ocasiones en que la pornografía entretiene aunque siempre sería mejor que el espectador común y corriente pudiera estar dentro de la pantalla para desarrollar su propia historia. Desafortunadamente, somos mortales y como tales tenemos que conformarnos con sólo ver a las estrellas del porno mientras hacen su trabajo al tiempo que nosotros sólo nos dejamos envolver por esa aburrida diversión.
Hoy tuve ganas de ver porno y por eso sólo me limité a encender la computadora y teclear en algún buscador una palabra mágica, que como conjuro, me abriera las puertas del paraiso carnal. Tras cinco minutos de encontrar videos que prometían la gloria terminé por aburrirme. No logré completar un sólo video pues en todos el ritual siempre fue el mismo: una porn star pone cara de "tómame tigre" y de la nada se introduce un pene en la boca. Vaya imaginación.
Pensando en las variantes que podría tener el porno comencé a buscar algunos sitios donde pudiera entretenerme más y casualmente, de la nada, descubrí algunos nichos literarios en los que además de mantenerme entretenido lograron satisfacer medianamente mis ganas de ver un poco de porno.
El primer sitio es A tranquear al zorro, un blog en el que se pueden encontrar notas y comentarios sobre el mundillo porno tales como las propiedades nutricionales del semen, las cincuenta porns star más bellas de la historia o los libros que prefieren las estrellas del porno mundial, entre otras linduras. Aunque el sitio no ha sido actualizado en un buen tiempo, debo reconocer que me mantuvo entretenido por varias horas hasta que otra casualidad me llevo hacia otros territorios más formales.
El segundo sitio fue el de la Revista Replicante que en su nueva actualización se complace en presentar textos relacionados con el mal y sus hacedores. Sin embargo, en esta revista existen muchos textos dedicados al erotismo y la pornografía y como ejemplo están el genial texto de Rodolfo JM sobre lo que no se puede hacer en el porno, el texto de Andrés Delgado sobre los motivos que nos mueven a ir con las putas, los textos de Rubén Bonet sobre la literatura erótica, entre otros, con la facilidad que al final de cada texto podemos encontrar más textos relacionaos lo que hace de la visita un recorrido interminable.
El tercer sitio es únicamente de fotografías y aunque a algunos puede parecerles aburrido, personalmente me mantuvo entretenido por una hora; se trata de zapp + 18 en el que seguro encontrarán algo de su interés.
Ahí se los dejo y que pasen un buen fin de semana.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Candy

Conocí a estab banda el sábado pasado por mera casualidad.
Como no tenía nada qué hacer salí a despejar mi mente en los aparadores de un centro comercial y cerca de ahi había un festival de rock. Hacía mucho frío. Llegué a la misma explanada donde La Arrolladora Banda Limón suele generar tumultos pero esta vez no había más de cien personas escuchando a los grupos que se presentaron en el pomposamente llamado ROCK PEACE AND LOVE FESTIVAL.
Tomé mi lugar justo cuando Candy hizo su aparición. Enseguida hice clic con ellos, bueno, con la bajista. Aprovecho la ocasión para confesar mi debilidad por las bajistas (ndr). El caso es que la tercera canción hizo que mi conexión con el grupo se hiciera inminente. Era un cover de Photographic, de Depeche Mode, una de mis canciones preferidas. Seguro estoy que nadie de los presentes conocían la canción original porque ni siquiera movían los labios, por eso sentí esos deseos irrefrenables de alocarme sin importar que los quinceañeros presentes se cagoteraran de risa. Nadie lo hizo.
Aquí una probadita de lo que escuché ese día:

lunes, 3 de octubre de 2011

La noche que Ronald McDonal se comió a Axl Rose.

Axl Rose es un viejo gordo
al que se le ha ido la voz
                                        -y la energía-
su andar se volvió lento y ha comenzado
a olvidar las letras de sus viejas glorias.

Mi chica me lo había advertido:
"no desperdicies tu tiempo que mañana
tienes que ir a trabajar".
Pero fiel a los recuerdos,
a los años de preparatoria,
a las primeras exploraciones por la jungla,
a un recuerdo de lo que yo mismo era,
permanecí durante dos horas frente a la
pantalla esperando a que los Guns and Roses
-genéricointercambiables- aparecieran.

Sabía que nunca saldría Slash, ni Duff, ni Matt,
ni Gilby, mucho menos Izzy (que se había ido mucho
antes de la hecatombe).
Sólo estaba un tipo parecido a Dizzy tocando
en su pianosaurio versiones versátiles de la banda
que un día fue "la más peligrosa del mundo".
También apareció un señor disfrazado de pollito, con gafas
y sombrero de Indiana Jones pudiente. Algunos decían
que era el mismísimo Axl Rose, aunque todos lo dudaban.
No more forever young: ¡ese no puede ser Axl Rose!
escribían las chicas; Axl Rose, ¡qué descepción!

William Bailey es ahora un viejo gordo
                                                 -sin energía-
que se ha quedado sin voz y le cuesta trabajo
interpretar sus viejas glorias. Nunca el paso del
 "elefantito" le había venido mejor.
Dos horas de música de un grupo que parecía de garage.
Hasta mis vecinos de 15 años, que acaban de formar una banda,
tocan mejor.
¡Qué bueno que no compré boletos para el concierto!
repito mientras me quito la ropa para ir a dormir.

Es de madrugada y la imagen del Axl decadente aparece
en el espejo donde me quito la ropa.
Siento un alivio: no es culpa de ese hombre
lo que ahora le pasa a Guns and Roses,
sólo es culpa de la vida que nos
vuelve viejos decrépitos irremediablemente.