El primer libro que leí (me refiero a pensarlo, dialogarlo, entenderlo) fue uno de Juan Sánchez Andraka: Un mexicano más. Estaba en primero de secundaria y como podrán imaginar, formó parte de un trabajo escolar. La histora sobre Antonio Mendoza caló hondo en muchos de los que tuvimos la suerte de leerlo y en poco tiempo nos dimos a la tarea de conseguir otro texto del mismo autor llamado Los Domados. Ambos libros, tratan de forma simple, directa y amena las vivencias de los jóvenes que dan el salto a la educación media y media superior. Curiosamente, gracias a ese libro, muchos comenzamos a leer.
Un méxicano más profundiza en los vicios de la dinámica escolar donde los directivos suelen empoderarse y los profesores van "arreando" su trabajo sin dirección alguna, lo que trae consecuencias directas en los alumnos que ven en la educación un castigo que puede evitarse gracias a las corruptelas dispuestas por aparatos institucionales como los de nuestro país.
De esa historia recuerdo dos cosas: cuando Antonio tiene que cambiar un discurso para un concurso de oratoria y donde va a tratar los problemas que aquejan a su municipio. El texto original era una denuncia sobre todo aquello que mantenía a su pueblo sumido en un bache gracias a la corrupción del presidente municipal. Sin embargo, minutos antes del concurso, el director le avisa a Antonio que el presidente municipal se encuentra en el público y no puede leer lo que ya tiene preparado. El chico se niega a cambiar el discurso pero ante la presión del director y bajo la promesa del triunfo, termina cediendo.
El segundo episodio es cuando Antonio y sus amigos salen a parrandear una madrugada. Al caminar por las calles, se encuentran con una mujer (la viuda) y como consecuencia de su ebriedad intentan violarla. Cuando están a punto de cometer su fechoría, un par de policías llegan al rescate de la mujer lo que provoca que los jóvenes malandrines huyan. Al final, son los policías quienes terminan violando a la mujer. Al otro día, se convoca a la comunidad a una junta donde además de tratar el problema de la delincuencia, los policías son presentados como héroes al haber evitado que los malandrines "mataran" a la viuda.
Narro lo anterior pues hace unos días tuve la oportunidad de ver la película basada en este libro, lo que me orilló a releer la obra de Sánchez Andraka. A pesar de que Un mexicano más tiene ya cuando menos tres décadas de haber sido escrito, retrata con fidelidad muchos problemas que se han acentuado en nuestra sociedad y que son los que nos tienen "brincando en la tablita". Desafortunadamente, es la corrupción, en gran medida, la que ha originado que vivamos en estas condiciones pues nuestra sociedad ha aprendido que con dinero, un obsequio o un favor, se puede trasgredir cualquier regla. Si bien -dicen- que las reglas se hicieron para romperse, nuestra sociedad se ha encargado de cavar con ello su propia tumba. Ahora todos clamamos porque las cosas den un giro en cosa de semanas, que se termine la violencia y que el bienestar se instale nuevamente en nuestra vida cotidiana, sin embargo, le dejamos el trabajo a unos cuantos delegándoles voz y voto en la transofrmación del país pero nos olvidamos que hay otras cosas que están en nuestras manos. La corrupción es pues uno de los lastres más difíciles de desterrar pues es ahí donde se han originado la impunidad y la oportunidad para que cualquiera pueda cometer delitos (por menores que sean).
Por lo anterior y recordando el libro al que hago mención en esta ocasión, sería bueno que repensaramos todos los delitos o faltas que cometemos cotidianamente pero que pasan desapercibidos gracias a que se han vuelto parte de nuestra cultura. Pensemos en ellos y en si estamos dispuestos a dejar de hacernos la vida más fácil con tal de recobrar el bienestar de nuestra sociedad.
El interes propio es la raiz de todo problema, al menos de que nos deshagamos de esa mentalidad (lo cual es lo mas difícil que puede hacer el ser humano) las cosas solamente empeoraran. La buena noticia es que no hace falta que cambiemos nuestros hábitos egoístas de un día para otro o de manera radical. Seria ya de gran ventaja y se provocaría un gran cambio si la gente estuviera consciente de esta verdad.
ResponderEliminarMe has picado la curiosidad, rentare la película.
Ojalá puedas encontrarla Letty porque acá nunca supe cuando fue exhibida en las salas de cine y apenas -por una agradable casualidad- conseguí una copia pirata.
ResponderEliminarGracias por el comentario y por la imágen!