martes, 16 de febrero de 2010

Niña pop.

I

Arrumbado en la densa oscuridad de esta maldita habitación
soporto los embates de tu baile con la muerte.
Aunque han pasado los años
no has dejado de ser niña,
la misma que conocí cuando iba de visita a tu casa
para robarle los discos a tus hermanos.

Recuerdo que me veías entrar
y te apresurabas a hacer la tarea
fingiendo dedicación para que yo pudiera embolsar a
White Zombie, Anthrax y Pantera.

Entre ecuaciones y gráficas,
sonreías con picardía
mientras yo cometía el acto más ruin
que se le puede hacer a dos amigos.

II

La tarde que te plantaste frente a mí
para ofrendarme un disco de portada negra
a cambio de un simple beso
construiste la mejor tarde que mi memoria pudiera registrar.

Era la última inversión de tus hermanos,
(un par de engreídos consentidos
que no merecían lo que tus padres les daban).

No me gustaba Metallica pero fui incapaz de resistirme
a la oferta de tus labios.
Olvidaste la tarea y decidiste
que pasáramos la tarde tirados en la alfombra de tu recámara.
Yo ya iba en la preparatoria y tú acelerabas tu urgencia por crecer.

Tras un par de horas de nuevas experiencias
abandoné la alfombra para dirigirme al estéreo
quería poner el disco negro: te negaste sin compasión.
Se me olvidaba que eras la niña,
La Niña Pop de tu casa.

Amenazaste con delatarme si me atrevía a poner
ese –maldito- disco, del que no entendías una palabra.
A cambio pusiste ese álbum que ti te gustaba
y bailaste todas las melodías para mí.

Con un cepillo-micrófono
y coreografías ensayadas en tu recurrente soledad,
te robaste mi risa durante los meses que seguí acudiendo a tu casa,
ya no por los discos de tus hermanos
sino por ti.

III

Me dolió haber sido desterrado de tu casa
cuando se descubrió la verdad
(cuando el mueble de los discos estuvo casi vacío).

Fui vetado de tus brazos
y tus hermanos exigieron que pagara peso por peso
lo que ellos compraban por moda -sin valorar-.

Te prometí, para calmar tu llanto,
que regresaría cada disco.
Y juré en nombre de nuestro jodido amor
que me reivindicaría con tus hermanos.

IV

Arrumbado en la claridad de esta maldita habitación
elevo una plegaria para volver a sentir
las embestidas de tu baile de Niña Pop.

Nunca te busqué por temor a que recriminaras
que te hubiera abandonado a tu suerte
con las bestias que eran tus hermanos
(ese par de desgraciados que hoy lloran tu partida)
los que nunca supieron soportar que tu pusieras sus discos
en mejores manos.

V

Conservo con odio-cariño todos los discos que robé
lo que ya importa un carajo pues ellos dejaron de escuchar rock
(se perdió la magia).

Conservo en la memoria el embate de tu baile de pop star
las coreografías construidas en tu recurrente soledad
y el manejo de tu cepillo-micrófono que era lanzado al aire
cuando buscabas el refugio de mis brazos y mis labios.
VI

Gracias a los discos robados
a la penumbra de tu habitación
al destierro dictado por tus padres
y –principalmente- al odio de tus hermanos
jamás podré olvidar que fui el único hombre en esta vida
que te pudo besar.

5 comentarios:

  1. me recordo alguno que otro pasaje de mi juventud, esta un poco triste porque la chavita murio, pero muy buenos inicios en la poesia mi querido amigo!!

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  2. Qué triste. ¿Eso es verídico?

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  3. Sale, maestro, no conocía eso de ti. Que puedo decirte, me dejaste con la boca abierta porque es dur{isimo pero al mismo tiempo conmovedor. Siendo dura, te sugiero que lo pulas más.
    Poc cierto, qué linda niña la de la foto, quién es?

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  4. ¡Qué linda la niña de la imágen!
    ¿Quién es?
    El texto me llegó pero púlelo.

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  5. Me gusta mucho tu forma de escribir. Textos crudos y también los hay bien cocidos.


    Por cierto, me da también bastante alegría encontrar mas comentarios en tu blog.

    Besos y abrazos.

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