Los programas de las licenciaturas en Educación de las escuelas Normales, y de las licenciaturas en Pedagogía y Ciencias de la Educación de cualquier universidad, contemplan maravillas educativas que pocas veces dejan satisfechos a los y las egresadas cuando viven el terrible tormento de enfretarse con la realidad escolar desde "el otro lado de las bancas".
Eso siempre será controversia y para ello, en contraparte, existirán líderes estudiantiles críticos así como autoridades concientes y pensantes que clamen para que los programas formadores de educadores tomen en cuenta aspectos que enfrenten a la teoría con situaciones cotidianas que hagan crecer a los estudiantes y que de paso, hagan de un educador un ente comprometido con su labor.
Si lo anterior se lo hubieran dicho a la MAESTRA MARTHA RIVERA ALANIS (así con mayúsculas considerando que su nombre jamás será grabado con letras de oro en las paredes del Congreso), puedo asegurarles que gustosa hubiera tomado la materia "Balaceras o ataques con bomba afuera de los centros escolares", que es pertienete considerar a partir de este día como una posibilidad para futuras reformas en los programas de estudio de las licenciaturas inicialmente mencionadas. Desafortunadamente, a pesar de la realidad, se ha considerado con seriedad desarrollar este tipo de contingencias tal vez porque estamos en campaña electoral en el Estado de México o porque los presidenciables para el 2012 creen que las cosas se van a poner más bonitas cuando alguno de ellos agarre hueso.
Lo único cierto, es que la acción de la MAESTRA RIVERA ALANIS es simplemente para reconocer a una gran mujer y sobre todo, a una grandiosa trabajadora de la educación cuyo compromiso con ella misma y con sus niños debe servir de ejemplo para quienes año con año realizan mítines, marchas y plantones pensando que sólo sus demandas son las que deben escucharse.
Señorita Maestra, mi reconocimiento desde algún lugar de este violento país.
MAESTRA MARTHA RIVERA ALANIS: de hoy en adelante (lo digo sin reparo) quiero ser como usted, quiero tener su valor y quiero un día tener el honor de estrechar su mano.
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