lunes, 3 de diciembre de 2012

Se busca.

El siguiente texto será publicado, con algunas pertinentes modificaciones de redacción, en los libros de texto gratuitos de la SEP, en el año 2053. La historia, en tanto, será exactamente la que se retrata.

¿Por qué lo dejaron escapar si lo tenían cercado?
¿Acaso los que lo rodeaban no lo habían señalado como el culpable en diferentes momentos? Claro que lo sabían pero no iban a permitirse romper con los protocolos de la transición pues éstos están por encima de la ley, de tal suerte que lo dejaron escapar.
En 2012 todo un pueblo culpó a Felipe Calderón Hinojosa, presidente de México, por provocar más de sesenta mil muertes en una guerra que él decidió inventar. Se olvidó que en el país había otras rutas para terminar con la desingualdad y el atraso pero la ineptitud de quien se aferra al poder de las instituciones (las mismas que a los niños enseñaban a no quebrantar) únicamente logró desatar una barbarie en contra de todo aquel que vivió el periodo de gobierno 2006-2012.
De las instituciones ni hablar pues éstas, torpes y pachorrudas como una obesa que intenta romper cada cuatro años récords olímpicos, sólo le brindaron insultos al tiempo que le habrían la puerta para que saliera y volara hacia un exilio disfrazado de oportunidad.
Así, Felipe calderón Hinojosa, el presidente de la guerra, el que tiñó de rojo un país con una sencilla frase bélica, voló hacia la libertad que siempre ungió a los impunes gobernantes dejando nuevamente todas las leyes como letra muerta.
Hubo después quien tratando de instalarse como héroe, se dirigió a los tribunales internacionales y levantó una demanda por crímenes de lesa humanidad pero entonces los sesenta mil muertos ya estaban convertidos en polvo y no quedaba indicio alguno de su culpabilidad por lo que su responsabilidad había expirado. Algunas notas perdidas en periódicos de circulación nacional, dieron cuenta de la impunidad que gozaban los gobernantes mexicanos en una tradición difícil de eliminar. Sólo algunos historiadores y académicos de universidades públicas, dieron cuenta de la suerte con que corrió un ex presidente mexicano que pudo ser detenido en el momento en que se quitó la banda presidencial. Pero no ocurrió y felizmente Felipe El Bélico, vivió de una pensión vitalicia que fue convinando con la cátedra y las asesorías a los gobernates que le sucedieron.
Han pasado los años y la pregunta sigue en el aire: ¿por qué razón no lo detuvieron si todo un pueblo, en cadena nacional, veía al culpable despojarse del poder y el fuero? Sin embargo, si hubo señalamientos y condena hacia los violentos que exigían se hiciera algo. Nada pasó y México siguió rompiéndose en pedazos como siempre.

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