Llega el momento en que la gente pretende orillarte a cambiar bajo argumentos realmente estúpidos. Me ocurre seguido, mi entorno se encuentra tan viciado que muchos creen que realmente necesito ayuda. Dios suele ser tan injusto.
No pretendo cambiar a pesar de mi imperfección, me siento bien y suelo ser más feliz (sea lo que eso signifique) que la mayoría de los optimistas que andan regando cariños y amores por doquier.
Si alguien, por el motivo que sea, pretende hacerlo nuevamente ya puede ir comprando un boleto lejos de mis ojos.
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