Sospecho que el señor que inventó las claves lo hizo por mera casualidad y no porque realmente fuera un dechado de ingenio. De igual forma sospecho que este sujeto sufría de un tic en el ojo derecho, y probablemente, también tenía varias amantes. Todo parece coincidir. Así que imaginemos al hombre caminando del brazo de su dulce esposa cuando frente a ellos aparece una linda joven de cuerpo rollizo; el hombre, al percatarse de su presencia, se pone nervioso y el tic aparece como parte de un sospechoso temor; la joven, al ver que el hombre cierra repetidamente el ojo derecho interpreta lo siguiente: “nos vemos al rato bajo el huizache donde tu padre amarra la yegua”. La chica confirma la invitación mordiendo su labio inferior y sigue su camino como si nada hubiera pasado mientras el hombre, entre sudores y estertores abdominales, trata de estabilizar su ritmo cardiaco respirando como ballena encallada en la playa.
Las claves son un verdadero dolor de huevos si uno tiene la desdicha de ser telegrafista, marinero o padre de una pre-adolescente, y en virtud de que uno de los casos anteriores se encuentra relacionado conmigo es que comparto con ustedes este texto.
Mis primeros acercamientos con las claves ocurrieron en la tierna infancia cuando me uní al grupo de exploradores de mi colonia. Como requisito fundamental, los miembros de tan distinguido club teníamos la obligación de aprendernos una madre llamada clave Morse, que a decir de nuestro guía “serviría para salvarnos de algún peligro, o bien, salvar a otros durante las caminatas por la selva”, pero en esa época el único peligro existente era un bulldog esquizoparanoico a quien conocíamos como el huevos duros, y cuya dentadura era capaz de aterrar al mismísimo domador de leones del circo Atayde.
La clave en cuestión estaba compuesta por pitidos cortos y largos (puntos y líneas) que formaban letras y que sólo podían ser interpretados por el mismo señor Morse o por alguien muy chingón que sí sabía distinguir dónde terminaba una letra y dónde comenzaba la otra. En mi caso, el problema era que no sabía chiflar por lo que en más de una ocasión los pitidos largos se hicieron cortos, los pitidos cortos fueron interpretados como comas y como consecuencia de esas confusiones, yo fui acreedor a incontables madrizas cuyos efectos son evidentes si usted ha leído más de tres textos escritos por mí.
Mi deserción del grupo de exploradores trajo consigo una estúpida necedad por inventar una clave secreta con la que pudiera comunicarme con mis aliados sin que los demás se enteraran. Sesudamente comencé a inventar un código consistente en escribir números en lugar de letras, mismo que no tuvo problemas hasta la letra “k” ya que a partir de la letra “l” todo se volvió confusión. También inventé una clave con dibujitos que ni yo pude aprenderme debido a su complejidad, y dejé a la mitad otra basada en los símbolos del alfabeto pero que procuraban ser interpretados a la inversa: la a era la z, y así.
Fue a consecuencia de lo anterior que tomé la sabia decisión de retirarme de estos jueguitos consciente que un día el destino terminaría por alcanzarme, lo cual ocurrió, cuando tuve mi primer teléfono celular. Resultaba decepcionante abrir mis mensajes de texto y encontrar cosas semejantes a esta: ns bmos x la noch n la ksa. Yba lche y pan. Salu2. Tkm. Xoxo. Ante mi nueva incapacidad de descifrar ese desmadre opté por no abrir mis mensajes nunca más considerando que lo mejor sería perder mi tiempo charlando por los chats. Pero la vida, que es una perra que se lanza a mordidas cuando le tienes miedo, optó por jugarme una nueva trastada cuando aparecieron las caritas en los modismos de los chats y mi vida se hizo nuevamente un caos.
Apenas estaba aprendiendo a poner una carita feliz para afirmar que no sufro neurosis momentánea, o bien, colocar una carita con lágrimas para hacerle ver a mis cuates que los machos también tenemos sentimientos, cuando una tarde tuve la ocurrencia de entrometerme en asuntos que me valían madre y quedar una vez más como un imbécil.
Intentando ser “un buen padre”, me acerqué a la computadora que mi hija aporreaba con frenesí literario y cuando ya me hacía las ilusiones de tener frente a mis ojos a la reivindicación de mis fracasos, descubrí que la Princesa chateaba con singular alegría con alguien identificada con el nombre de MoZZHiiTa. Al intentar leer su charla descubrí que sólo había escrito muchos números 9 y un montón de iconitos indescifrables que me dejaron con cara de baboso y con la sensación de que me estoy volviendo viejo. Al preguntarle qué significaba todo ese desmadre iconográfico me hizo saber que intercambiaba puntos de vista sobre su clase de ciencias. Lo anterior, además de ñoño me pareció una pérdida de tiempo por lo que tomé la sabia decisión de irme a hondear gatos de la cola. De reojo pude apreciar que mi hija escribía repetidamente el número 6 y la labor sobre el teclado se reanudaba. Intentando develar el misterio traté de ver qué tanto era lo que la Princesa escribía y tras varios intentos que resultaron infructuosos mi hijo, apiadándose de mi estupidez, me dijo que no perdiera el tiempo porque el 9 significaba: “mis padres están aquí”, y que todos esos simbolitos eran letras o palabras que los papás no podían entender.
Vejado en mi limitada astucia sólo opté por odiar al señor que inventó esas claves, que ahora que lo pienso, en realidad pudo haber sido un chamaco que tenía muchas cosas qué ocultarle a sus padres y por lo tanto puso a trabajar su cerebro hasta lograr lo que yo nunca pude, por eso, mis respetos para él.
Ahora me retiro, pero anuncio que después de descifrar el significado de wtf, ntc, etc y tkm, regresaré con mi clave privada. Tantán.
JAJAJAJA XD y sabe que es xD ?? jajaja chale yo "antes" tambien me quedaba con cara de idiota pensando porque me decian xd mmmm hasta que vi el grafico jaja. Las claves son buena opción para hacer maldades y a veces necesarias por aquello de la pereza al escribir, sobre todo en celular jiji
ResponderEliminarwow wow wow
ResponderEliminaresta padre tu escrito y no es que te estes quedando simplemente creo que tambien esta mal por que no estamos aprendiendo a escribir correctamente :(
Siempre me dejas un buen sabor de boca... (t estoy hablando en clave jeje) ahora entiendo porq no contestas mis mensajes ya tratare de comunicarme con propiedad hasta en el cel... inventare palabras de un lenguaje nuevo para el amor perseguido que tiene q esconder su voz... besos
ResponderEliminarBueno pues muy buen texto, no es mas que la triste verdad, de corazón deseo que un lenguaje tan bello como el español no termine siendo mas que esa serie de claves y lenguajes raros, los chavitos de hoy ya solo escriben de esa manera y no solo en clave, sino mezclando mayúsculas con minúsculas,dobleteando letras, alterando la ortografía... triste pero real. No a desvirtuar y darle en la madre al lenguaje. Confieso q en mi pubertad también hice claves y cosas así como tu Héctor,dibujitos, señas, jajaja, pero no pasó de una fiebre de 2 semanas, gracias a Dios... demasiado complicado pa' mi intelecto jajaja.
ResponderEliminarMe gustó y me reí mucho con lo del perro "esquizoparanoico" jaja.
ResponderEliminarLa verdad es que nuestro idioma esta muy lastimado por ese tipo de acciones, y no sólo son los adolescentes (aunque ellos lo llevan a su máxima expresión), también he visto adultos que se la pasan mandando mensajes de texto por celular y ocupan el mismo recurso de las "claves".
Yo me declaro culpable de algunas veces cambiar la Q por la K... pero por huevonada jaja... hábito que me propondré quitar.
Saludos!
Jajajaj... buen texto estimado Anselmo! si, lamentablemente no todos podemos entender esos garabatos y simbolitos, a veces desesperan! ¿porqué si nuestro español está por los suelos, lo siguen reduciendo hasta en la escritura?.... saludos
ResponderEliminarjajajajaja
ResponderEliminarchale,yo ni madre soy y de repente los mensajes de mis primas o mi hermana resultan confusos pa mi,jajajajaja el otro día hasta tuve que hablarle a mi hermana pa saber que chingados quería...y bueno,yo a lo mas que llegué fue a hacer un abecedario de numeros,ja,por que en la secu era indispensable un código pa que los weyes que nos gustaban a mi y a mi mejor amiga no supieran que pedo jajajaja y bueno,excuso decir que a las 2 semanas,ni a mi amiga ni a mi se nos acordaban los pinches numeros y optamos por ponerles apodos...XD
XOXO
besitos anacléctor!!!
Como siempre Villano disfruto tu escritura. Me ocurre lo mismo, soy totalmente ajena a estos códigos "de comunicación". Pero quizá "la clave"
ResponderEliminares inventarse los propios, pa que los demás vean lo que se siente...
Queridisimo Héctor:
ResponderEliminarYo también invente unas claves cuando era chavita, (que tiempos jeje) Y si claro eran para tener privacidad y mas con dos hermanos celosos que no la conocian, pero yo la anotaba en un hoja porque no tenia memoria para tanto simbolito extraño y le daba una copia al que queria que la supiera, esto funciono hasta que perdimos la hoja....
Para ser sincera no me gusta deformar las palabras cuando escribo ni leer textos de esa forma y pues noto que muchos chavitos lo hacen y no solo para platicar entre cuates sino hasta en sus apuntes en el cuaderno de la escuela y pienso: lo hacen por estupida costumbre o o por burros ignorantes...
Un abrazo profesor y ya no se atormente descifrando las claves de su hija porque cuando lo logre es porque ya implantaron una nueva con sus amigas porque hasta en eso tienen moda y a parte son muy listas....
las claves funcionan siempre para cosas que necesitamos que sean rápidas, como el mandar un mensaje, a veces chatear, la cuestión es trasladarlos a la vida real, cuando escribimos, no ya un sms sino, un trabajo escolar, algunos textos ... ya con las claves se pierde también la ortografía ... eso es el problema, no saber distinguir donde las podemos usar ...
ResponderEliminar