Me quedo con tu voz, tus canciones, tu participación en Ciudad de ciegos y aquella noche en que Santa Sabina tocó en el auditorio cercano a donde mis amigos y yo habíamos organizado un rave. Nadie se paró en nuestra fiesta, como era obvio, y al final tuvimos que regalarle la bebida a todos los que salían del concierto.
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