No suelo tocar estos temas a menos que sea necesario.
Hoy es un día importante pues en el mundo se tiene que recordar que no todas las personas están en condición de equidad en el ámbito social. La adquisición de lecto-escritura es motor fundamental para que una persona pueda tomar decisiones importantes en su vida, desafortunadamente no todos tienen la posibilidad de conocer los códigos escritos por la simple y sencilla razón de que nadie se ha preocupado por enseñárselos.
Muchos de los llamados analfabetas son viejos, cuyos últimos deseos, son los de aprender a leer sólo para saber qué dice en la Biblia, descifrar un misal, o saber lo qué hay en alguna carta que les llegó hace años y jamás han podido descifrar por ellos mismos. Otros son jóvenes, cuyo derecho a leer y escribir se ha visto negado por una de las contradicciones más grandes de nuestra constitución: la que afirma que todos tenemos derecho a acceder a una educación pública, gratuita y de calidad.
En días como este me siento feliz de haber aprendido a escribir y leer, ahora formar parte de aquellos que tiene la posibilidad de enseñar a otros a adquirir esos conocimientos que les fueron negados en su momento.
Hoy, 8 de septiembre, hay que recordar que nunca es tarde para aprender y que aún hay muchas personas que no saben hacerlo. Espero que muchos otros se unan a la causa y contribuyan enseñando a otros, erradicando el analfabetismo.
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