Pocas costumbres me resultan tan anómalas como interrumpir una fiesta de cumpleaños para orillar al festejado a abrir los obsequios de los que se hizo en la reunión. Sin embargo, me parece pertinente acotar que semejante acción jamás había sido vista por un servidor o por alguno de los miembros de mi familia hasta que nos dio por asistir a las fiestas del “primo de un amigo” que es policía. Debo decir que el espectáculo presenciado resultó en sí mismo lamentable sobre todo si el invitado criticón, que dicho sea de paso, andaba buscando un tema para escribir un nuevo texto y compartirlo con una turba de lectores ansiosos, llegó a la fiesta sin regalo.
El caso es que apenas habíamos terminado de degustar el pozole estilo guerrero preparado por la esposa del anfitrión cuando la hermana del festejado se paró a la mitad de la sala para gritar como una posesa que era hora de que el agasajado abriera sus regalos. A su vez, el aludido, cayendo en otro ritual que me parece todavía más ridículo que el anterior, se hizo del rogar un par de minutos hasta que todos los invitados al unísono lo alentamos a caminar hasta una improvisada mesita donde reposaban menos de diez regalos, lo cual no pude pasar por alto al considerar que en la casa había cuando menos 35 personas.
El segundo detalle a pensar es: qué se le puede regalar a un sujeto que es policía y en cuya sala tiene un altar dedicado a las chivas rayadas del Guadalajara, lo cual es ejemplo claro de su mal gusto (me refiero a poner un altar ofrecido a un equipo de fútbol, en la parte de la casa donde se recibe a los invitados).
El tercer detalle vino al abrir el primer regalo: un llavero. Este me parece el regalo más pendejo que se le pueda hacer a una persona pues considero que quien obsequia un llavero, demuestra su carente imaginación y sobre todo su repugnancia a regalar algo atractivo para el que recibe el obsequio. Luego del llavero vinieron unos zapatos de charol -¿quién regala zapatos de charol hoy día?–, un par de calcetines, una playera, dos calzones, una loción, un disco pirata de un cantante grupero y una caja de galletas Surtido Rico.
Tras el lamentable ritual, todos tuvimos que chutarnos un forzado aplauso que motivó al festejado a emitir unas palabras de agradecimiento que a su vez, a mí me hicieron sacar las siguientes conclusiones: a) los invitados vieron muy fregadito al cumpleañero y de ahí el motivo de los regalos; b) el que lleva el mejor obsequio es el que impulsa semejante ritual pues quiere lucirse con quienes regalaron las cosas menos costosas; c) los pelagatos que no llevan ni un fuerte apretón de manos, son los que aplauden más fuerte pues con ello demuestran que es mejor dar afecto que comprarlo; d) los que huyen del espectáculo son los que regalan cosas piratas y con ello evitan ser evidenciados; e) el ridículo más lamentable lo hace quien abre los regalos pues deja al descubierto que su familia está formada por una montaña de tacaños; y, f) ¿qué turbia intención perseguiría el inventor de semejante costumbre para decidirse a detener la comilona y el bailongo a mitad de una fiesta para que el agasajado abriera sus regalos?
Todo lo anterior es terrible pero eso se sacan las familias nacas por andar adoptando cosas del estilo de vida americano que ven en los programas que pasan en la televisión por cable.
... jajajajaja ... así somos en mi familia, nacos!!!!!!!!!!!!!! ... pero aquí se abren los regalos al final de la fiesta ... jajaja ...
ResponderEliminar"Nambre", acá en la familia sí se interrumpe el jolgorio para llevar a cabo tan distinguido ritual. Personalmente, a mí siempre me acostumbraron a abrir mis regalos en la cómoda soledad de mi recámara.
ResponderEliminarUna vez me paso lo mismo...fue horrible. Cumplo años en Diciembre, mi pinche madre me regalo tres calzones gigantes!! color rojo para evitarse la pena de darme algo en Navidad y asegurar la "buena suerte" en fin de año, sobra decir que fui objeto de carrilla por mas de dos semanas con ese regalo, dentro de las carpas de circo iba un paquete de sombras para ojos de mercado con un valor de veinte varitos!!
ResponderEliminarJaja, me han tocado varios de esos rituales... pero quizá lo peor o algo más cagado aún es ver la cara del festejado cuando ve que tipo de regalo recibe, ya que es inevitable no sorprenderse o poner cara de: ¿y este pinche llavero gacho qué?... jeje, chido!
ResponderEliminarM. Noctis.
En un escenario posible imagino a mi amiga, la más malacopa de todas, dándole "stop" a la Sonora Margarita -harta de verme darle vueltas a la de la falda más corta- y gritando: "Los reglosh.. los regaloshs.. primero el mío.."
ResponderEliminarSaca de debajo del sillón -con mucho esfuerzo y derramando la cerveza- una caja negra, larga con un listón rojo; en el interior un arnés de cuero todo equipado (realmente bien equipado...) y de pronto un incómodo silencio.
Las caras de las tías, verdes de la borrachera, del asombro, o de la duda (¿y eso, qué es?).
Deseablemente mi padre ya está dormido en algún rincón.
Mi madre observa con la curiosidad de un niño el artefacto mientras coloca la cajita en el centro de la mesa junto a la botana.
La banda menos densa cree que todo eso es producto de su imaginación o del exceso. Corro a subirle de nuevo al estereo y continuar en lo que estaba, no sin antes darle las gracias a mi amiga por el "ragalote" y otra anécdota inolvidable...
Este año lo único que abriré será una lata de atún en la mañana y una botella de mezcal en la noche...
Eso sí, las letras provocativas, punzantes, críticas, descarnadas, siempre son bienvenidas.
Ahuic..
no ma..., un llavero?, jajaja, bueno ese tipo de rituales realmente son entretenidos cuando el festejado pone de su parte, es decir, como que se hace del rogar, como que va de uno en uno haciendole fiesta al disco pirata diciendo: "ese me faltaba"; pero a veces el ritual nisiqueira se puede realizar porque la bola de invitados solo penso en el pozole y no en un regalo, asi pues si bien te va podras romper un par de envolturas...
ResponderEliminarLo que me parece verdaderamente fatal es que hagan que uno se levante, deje su tequila frío como culo de pingüino y al regresar insatisfecho por todo lo que señalas, encuentres tu vaso de chupe con sabor a hielos. Eso es una patada en los testículos. Y ni hablar cuando te estabas apuntando con la carnala del cumpleañero y regresas y ya no está.
ResponderEliminarUna caja de galletas Surtido Rico?? te cae?? jajaja, no mms!!
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